Varias santerías de Once quedaron en la mira tras una serie de allanamientos realizados por agentes de Policía de la Ciudad. En esos lugares, se encontró pólvora negra, mercurio y hasta precursores de explosivos. El material potencialmente peligroso fue secuestrado.

El inicio de la investigación hacia las santerías se dio a través de una denuncia realizada semanas atrás, cuando se puso el foco en la comercialización ilegal de dichas sustancias peligrosas.

Así, la Unidad Fiscal Especializada en Materia Ambiental (UFEMA) llevó adelante una exhaustiva investigación que derivó en una serie de allanamientos a los comercios en el popular barrio porteño. De allí, se incautaron 17 kilos de pólvora negra que ya estaba fraccionada en envases.

Además se hallaron 26 kilos de precursores químicos para la fabricación de explosivos (nitrato de potasio, azufre y carbón), y 646 unidades de mercurio líquido (envasados en frascos); elementos potencialmente tóxicos y altamente nocivos para la salud.

También se encontraron 57 kilos distribuidos en piezas variadas de bulnesia sarmiento (“palo santo”) y nueve cuchillos confeccionados con subproductos de fauna.

En algunos locales además, se verificó la existencia de “cocinas” precarias con utensilios (balanzas de precisión, cucharas, guantes y envases) y precursores químicos para la producción de pólvora negra y explosivos.

Según informaron fuentes policiales, los materiales secuestrados son compatibles con los utilizados comúnmente para ritos de la religión umbanda, en los que se utiliza pólvora, mercurio y azufre como herramientas ceremoniales asociadas a purificar y limpiar el cuerpo.

Sin embargo, el mercurio y sus compuestos son considerados neurotóxicos y pueden causar un envenenamiento crónico ya que es absorbido rápidamente por la piel y es muy volátil: se evapora fácilmente y puede ser inhalado.

También aclaran que la manipulación casera o clandestina de la pólvora es potencialmente peligrosa ya que puede producir daños oculares, auditivos y tóxicos para los pulmones, además del peligro inherente de graves accidentes en caso de entrar en combustión.

Ante estas circunstancias, el fiscal Rolero dispuso el secuestro de todo lo encontrado e imputó a los responsables de los locales por los delitos de entregar indebidamente armas, explosivos o sustancias venenosas.