El Fortín venció como local por 2 a 0 al Xenieze, con tantos de Federico Mancuello (39m PT) y Cristian Tarragona 45m ST) y quedó tercero en el torneo, en un encuentro que se jugó en el estadio José Amalfitani.
Vélez Sarsfield venció por 2 a 0 a Boca Juniors en Liniers exhibiendo una manifiesta superioridad a lo largo de los 90 minutos que desnudó la condición de "equipo en formación" que constituye este conjunto dirigido por Sebastián Battaglia.
El partido en Liniers, trascendental para las pretensiones de ambos, más que por el campeonato local, por sus ubicaciones en la Tabla Anual clasificatoria para las copas internacionales de 2022, tenía en la previa un punto clave que podía inclinar la balanza hacia uno u otro lado: la mitad de la cancha.
Y en esa postura el director técnico boquense, Sebastián Battaglia, hizo una puesta lógica ante un rival fuerte en la zona de gestación, con futbolistas que pudieran aportarle juego por el medio y dinámica por los costados. Los dos primeros fueron entonces Jorman Campuzano y Agustín Almendra, y el par restante lo compusieron el chico Rodrigo Montes y Juan Ramírez.
A esto Mauricio Pellegrino le opuso algo similar, con Federico Mancuello y Gerónimo Poblete como internos y Agustín Bouzat y Lucas Janson (dos ex-Boca) por afuera. Y la experiencia de estos cuatro prevaleció por encima, especialmente, de los jóvenes Almendra y Montes.
Es que justamente los dos chicos boquenses nunca pudieron con la ubicuidad de Poblete, pero y sobre todo, la calidad y el despliegue de un muy maduro Federico Mancuello, en torno del que se generaron las mejores posibilidades del conjunto local.
Por eso Vélez dispuso cuantitativa y cualitativamente de la pelota y dejó, durante el transcurso del primer tiempo esa sensación de superioridad que lo acercaba más al arco defendido por Agustín Rossi que Boca al de Lucas Hoyos.
Y como todo parecía cuestión de tiempo y el propio público local parecía intuir con su aliento que jugando así, el gol iba a caer tarde o temprano, cuando pisando los 40 minutos Mancuello lo dibujó con un zurdazo cruzado que se clavó contra el segundo palo de Rossi.
Para la segunda mitad Boca necesitaba un cambio de postura urgente, pero su pasividad y la mayor ambición del dueño de casa ya lo puso más cerca del segundo tanto, porque a Boca, pese a los ingresos de Norberto Briasco por un inexpresivo Cristian Pavón (se lo devoró el lateral izquierdo Francisco Ortega) y Aaron Molinas para tener una pelota que nunca había encontrado su reemplazado, Ramírez, la igualdad siempre le quedó muy lejos.
Y salvando la distancia porque jugó casi todo el partido con 10 hombres por la expulsión de Marcos Rojo, Boca volvió a repetir ese funcionamiento inexpresivo que observó en el superclásico que perdió un par de jornadas atrás en cancha de River.
Y como para muestra solo hace falta un botón, que Boca no haya registrado un remate puro al arco de Hoyos en todo el partido y encima recibiera el segundo tanto, de Cristian Tarragona, con un zurdazo bajo sobre la hora, fueron dos aristas de un mismo puñal que lo devolvió a la realidad de un equipo todavía muy en formación, al que le cuesta jugar ante rivales armados como el de este domingo.