Según relató Nélida, la víctima de este hecho de inseguridad, los ladrones eran un hombre y una mujer, que ingresaron a su domicilio luego de forzar la puerta de la cocina. “Yo estaba dormida. Fueron derecho a mi pieza y me despertaron. Me pedían plata, me arrancaron las cadenitas que tenía puestas, abrieron el ropero y se llevaron algunas cosas. Ellos pensaron que yo tenía más dinero, pero si soy una jubilada ¿qué me podían encontrar?”, dijo indignada la abuela. 

“Me revolvieron todo y se llevaron todo lo poco que había de valor. No sé si les habían dicho si tenía plata, pero yo acá no tenía nada. Me pegaron, eso no me lo puedo olvidar, me dieron una cachetada tremenda y me sangraba la nariz, y me dieron trompadas por todos lados”, lamentó la mujer. 

En un momento, incluso, los malvivientes llegaron a sacar un cuchillo y la amenazaron para que se callara y dejara de gritar. “Es la segunda vez que entran a robar en casa. ¡No puede ser que vivamos así! No les interesa nada. ¿Por qué tengo que pasar por estas cosas a mi edad? La verdad, cuando te pasa algo así te queda una sensación de miedo”, manifestó la jubilada.