Independiente no se llevó lo que quería de su excursión a Parque Patricios para enfrentarse a Barracas. En un partido muy disputado y entretenido igualaron 2-2, pero todos los focos estuvieron puestos en el arbitraje de Pablo Dóvalo, por el que el Rojo se sintió perjudicado.

Concretamente, los de Avellaneda reclamaron la expulsión de Alexis Domínguez por un planchazo contra Iván Marcone y también un penal por supuesta mano del mismo futbolista. Lo llamativo es que el propio Domínguez marcó el 2-1 para el Guapo en el cierre de la primera mitad con una definición de zurda.

El trámite se presentó desde el inicio con un Independiente bien parado y lo corroboró con un golazo de Matías Giménez Rojas, a los 16', que la puso de derecha en el ángulo de Sebastián Moyano.

La igualdad llegó a los 29' con un tiro libre de antología ejecutado con pierna derecha por Siro Rosané.

En el segundo tiempo, el entrenador Carlos Tevez dispuso rápidamente el ingreso al unísono de Santiago Tolosa, Federico Mancuello y Gabriel Ávalos, a quienes había resguardado por la seguidilla de partidos.

El empate arribó a los 20' con un gran cabezazo de Giménez Rojas para establecer su doblete, tras un preciso centro de Mancuello.

La polémica por los fallos arbitrales recrudeció a los 41', cuando la pelota le pegó en el antebrazo a Carlos Arce y todos en el elenco de Avellaneda reclamaron penal. Una sujeción de Mauricio Isla a Rodrigo Insúa podría haber desencadenado en la pena máxima a favor del local, pero en ese caso Dóvalo tampoco sancionó la falta.

El final fue a puro reclamo airado de los futbolistas de Independiente y del propio Apache, que se mostró indignado por las decisiones del grupo arbitral. Además de ofuscarse por lo que consideraron injusto, íntimamente los protagonistas del Rojo se fueron disgustados por no haber conseguido tres puntos vitales para comenzar a asegurar la clasificación a la siguiente fase de la Copa de la Liga.