Como le pasó en la segunda jornada ante Huracán en Parque Patricios, Quilmes volvió a empatar un partido que comenzó ganando. Esta vez el rival fue Independiente, que llegaba puntero y luego de ganar en las dos primeras fechas. En un partido que fue parejo y futbolísticamente pobre, los dirigidos por Alfredo Grelak se pusieron en ventaja con gol de Cristian García, pero no lo pudieron sostener y se lo empataron.
El partido empezó con los dos yendo a buscar pero por vías distintas. Independiente tenía más la pelota y la hacía circular. Quilmes esperaba en la mitad de la cancha, cortaba y salía rápido por los costados, sobre todo por la izquierda, pero sin claridad. Así, el partido era de ida y vuelta pero sin situaciones de peligro. Quilmes estuvo cerca con un remate de Federico Andrada que tapó abajo el arquero Gonzalo Rehak. Sin embargo, de a poco Independiente fue haciéndose dueño del partido, empezó a plantarse en campo cervecero y a los 25 minutos llegó claro, cuando tras un centro bajo desde la izquierda de Ezequiel Barco, remató Domingo Blanco y tapó bien César Rigamonti. De a poco el partido fue decayendo, la visita ya no era clara y Quilmes, cuando recuperaba, metía pelotazos que no acercaban peligro. Así fueron pasando los minutos hasta que se terminó la primera etapa. El empate parcial estaba bien, en un juego que hasta ahí era pobre y equilibrado.

Se acordaron de los arcos
En la segunda mitad, Quilmes salió a la cancha con Gabriel Ramírez en lugar de Maximiliano González, que en la semana previa no pudo entrenarse con normalidad por una parálisis facial. El partido seguía en un letargo, sin emociones. La primera llegada fue de la visita a los 9 minutos, con un cabezazo de Martín Benítez apenas desviado. Cuando no pasaba nada, Quilmes rompió la modorra con un gol inesperado. A los 11, corner desde la izquierda de Ramírez, la pelota se abrió, Cristian García la paró en el punto del penal, le dio de media vuelta y la clavó contra el palo izquierdo tras pasarle entre las piernas a Damián Martínez: 1 a 0. El Cervecero se ponía en ventaja cuando todo era muy parejo y obligaba a la visita a salir con más gente, quedando expuesto a la contra. Independiente comenzaba a hacerse dueño de las acciones, y a los 19 tuvo una muy clara, con un remate de Martín Benítez, y la pelota pegó en el palo izquierdo. Buscando más despliegue en el medio, a los 25 entró Juan Martínez Trejo por Cristian García, se paró en la izquierda y Enzo Acosta fue como media punta. La visita siguió yendo a buscar, y de tanto ir, a los 35 lo empató. Centro desde la izquierda de Nicolás Tagliafico por abajo, le pegó como venía Emiliano Rigoni y clavó la pelota contra el palo izquierdo a pesar del esfuerzo de Rigamonti: 1 a 1. Independiente seguía teniendo la pelota a pesar del empate pero sin profundidad, y Quilmes no lograba recuperar. A los 42 entró Facundo Coria por Acosta buscando algo distinto casi sobre la hora. Más allá de esto, el dominio continuó siendo del visitante, que no generó peligro hasta que se terminó el partido.

Con sabor agridulce
El resultado terminó siendo justo. Porque luego de un primer tiempo muy malo y prácticamente sin emociones, en la segunda mitad Quilmes se encontró con un golazo cuando no pasaba nada. La visita metió cambios para ir a buscar el empate, y El Cervecero encontró espacios como para liquidar la historia de contra. Pero como le pasó ante Huracán, le faltó jerarquía y personalidad para llevarse a un rival dubitativo por delante, lo dejó crecer, retrocedió y así se lo terminaron empatando.
El punto termina teniendo un sabor agridulce. Por un lado, el valor de no haber perdido ante un equipo con grandes jugadores y que venía ganando todos los partidos que jugaba. Por otra parte, el gusto amargo de haber dejado escapar nuevamente dos puntos cuando lo iba ganando, ante un rival que no había hecho demasiados méritos como para alcanzar la igualdad. Errores que deberán irse corrigiendo cuanto antes, porque se repiten una y otra vez.