Racing regresó al país después de su histórica consagración en la Copa Sudamericana ante Cruzeiro por 3-1, en La Nueva Olla de Asunción. Cerca de las 17 del domingo, el avión con el plantel aterrizó en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza.

Pasaron 36 años para que la Academia celebrara un título internacional, por lo que los jugadores, el cuerpo técnico de Gustavo Costas y la gente desean festejarlo con todo y la felicidad parece no tener fin.

Si bien la idea inicial era que llegaran a Aeroparque al mediodía, hubo cambio de planes y la delegación lo hizo a Ezeiza, desde donde se dirigieron directamente al Obelisco en un micro descapotable.

Desde las primeras horas de la tarde el emblemático centro porteño de celebración comenzó a ser ocupado por los fanáticos racinguistas, que cerca de las 17 ya eran miles en las inmediaciones del monumento.

Los campeones aguardaron el visto bueno para emprender la caravana arriba del micro y lo matizaron tomando unas cervezas y festejando, con el propio DT Gustavo Costas a la cabeza.

Una vez que el bus emprendió el trayecto hacia el centro de la ciudad, fue saludado por muchos hinchas a la vera del camino que ondeaban banderas y expresaban su pasión por la Academia.
Cerca de las 19 se produjo el contacto del pueblo Académico con sus héroes, en imágenes conmovedoras que quedarán en la historia de la institución de Avellaneda.

Se vio a un exultante Costas cantar cada canción que entonaban los hinchas, y a cada futbolista, por turnos, levantar la Copa y agitarla ante el delirio generalizado.

Otros, como Bruno Zuculini, ondeaban enormes banderas con el escudo del club. Después de largos minutos en el Obelisco, el micro continuó viaje hacia el Cilindro de Avellaneda, que no fue abierto para continuar la celebración con los familiares de los jugadores.