“Se trata de un dispositivo coordinado a partir de la decisión política del gobernador Axel Kicillof, el Municipio y la Fundación Banco Provincia para revisar a unos 80 niños de primer grado”, dijo el intendente Andrés Watson tras monitorear la dinámica.



El Alcalde detalló el itinerario que inició con “el registro para empezar un control general; en esa instancia, detectar una anomalía y pasar hacia el sector donde realizar un fondo de ojos; con la identificación precisa de la patología, proporcionar anteojos en caso de requerirlo”.



La directora de la Escuela Primaria Nº 62, Beatriz Mierez, destacó “la importancia de descubrir alguna falencia visual que constituyó un impacto negativo en sus aprendizajes”. Observó modificaciones “en el comportamiento de la o el estudiante: no copiar la tarea, cierta dispersión en clase”.



“Fue imprescindible esta estrategia en las familias que no solventaban la atención médica especializada e incluso abonar los lentes”, señaló. “Fue una gran colaboración para esta comunidad educativa. Siempre nos sentimos acompañados por la Comuna, con estas oportunidades, pero también con aspectos como la seguridad”, agregó.



La experiencia despertó la curiosidad de quienes atravesaban por primera vez los exámenes. Los chicos cumplían con las indicaciones impartidas por profesionales, mientras los seres queridos asistían o preguntaban sus dudas.



Daniela llevó a Delfina. “Fue de mucha ayuda esta prestación. Sobre todo, para los papás que no podían abonarlo de forma particular”, aseveró la mujer durante su breve espera en la fila donde, a su vez, estaban Soledad y Dylan. “Muy bueno, rapidísimo. Le recetaron lo necesario, él eligió sus marcos. Necesitaba una renovación por su astigmatismo”, narró la mamá.