Eran alrededor de las 6 de la mañana cuando el conductor del rodado perdió el control, presuntamente tras quedarse dormido al volante, y volcó sobre una de las manos de la avenida. Los daños en el coche hicieron que el motor pronto empezara a emanar un denso humo que se abrió paso hacia la cabina donde se encontraba atrapado el chofer, quien no pudo evitar inhalarlo. 



Afortunadamente, un testigo del siniestro paró para asistirlo y logró abrir la puerta del auto, momento en que comenzó a disiparse la humareda. El dueño del coche salió ileso del interior del mismo y milagrosamente no causó daños a terceros, así como tampoco se registraron víctimas fatales.