Cada vez que llovía, el barro se hacía dueño de la calle. En el invierno de 1966 se produjo una tormenta perfecta. La combinación de una prolongada precipitación y una sudestada, no permitió que las aguas salgan al Río de La Plata. 

El desborde del Arrollo Las Piedras, inundó la zona y el barrio quedó sumergido. Con asombro el bote de los bomberos ví pasar frente a mi casa. Mi mamá no quería abandonar el hogar, pero al ser sobrepasadas las camas de nuestro dormitorio, no dejó ya opción, y nos retiramos. 

Tras 61 años vividos, alternando el país bonanzas y crisis, ningún gobierno logró pavimentar está calle olvidada de La Florida. En uno de los peores momentos económicos de Argentina toda, la pantanosa calle 827 fue asfaltada.

Pedro Urueña